viernes, 8 de julio de 2011

Decorador de Carlos Mattos sale en su defensa



Diez días después de que la columnista María Jimena Duzán criticara al empresario vallenato Carlos Mattos por su reportaje en el programa de televisión “21 días”, la controversia no cesa.

“Mattos representa esa nueva estética que distingue a este tipo de millonarios recién venidos a más y que es acaso más ostentosa y fastuosa que la que distinguía a los de vieja data”, escribió la Duzán.

El domingo, en su columna también de Semana, y con su habitual estilo mordaz, Daniel Samper Ospina entra en este tinglado con una columna titulada “Defensa de Carlos Mattos” y en la cual escribe frases como:

“Presa de un execrable resentimiento, en su última columna María Jimena Duzán atacó de manera cobarde al gran empresario Carlos Mattos. Cuando emerge del ascensor dorado de una casa colonial un enano vestido de blanco”, dice Samper que pensó que Mattos había comprado a Tatoo, el de la Isla de la Fantasía.

Ahora surge otro ofendido, el cual no duda en defender a su amigo y cliente Mattos. Se trata del artista y diseñador Alex García, quien con su experiencia contribuyó a la decoración de la casa de Cartagena de los Mattos, exactamente en lo relacionado con el comedor, el ascensor y en la tapicería del avión.

Alex García dice en una carta que se encuentra totalmente indignado no solo con el trato hacia el empresario, sino porque está involucrada su reconocida visión artística.

“Esa columnista está totalmente desequilibrada, solo una mente enfermiza como ella describe el comedor como un gran falo”, añadió García.

De igual forma apuntó –con gran molestia– que Duzán deja claro sus “anti-valores y elevados niveles de frustración”.

Para aclarar lo descrito por la columnista, el artista explicó el trabajo hecho con el ascensor, el comedor y el avión privado de Carlos Mattos:

Comedor. “Es un comedor funcional, sobrio y elegante de 14 puestos, que permite la fácil acomodación de una familia, incluyendo amistades y visitantes. La mesa es un tablón francés original. Sobre una de las paredes se puede apreciar una pintura mía, haciendo alusión a las frutas tropicales, como el aguacate”.
Ascensor. “Solo tiene de bronce el marco de la puerta. El fondo del ascensor y la barra de seguridad son de madera. Es una estructura en hierro y vidrio que no tiene nada de oro”.

El avión. “Generalmente los acabados de los aviones privados son dados por las compañías, las cuales se esmeran por excelentes detalles. Yo escogí los acabados de herrajes y la tapicería, un cuero beige”.

El Nuevo Rico de Mattos






Por María Jimena Duzán
OPINIÓN La parte que más me impactó del video no fueron esos planos de superhombre que engrandecen a Mattos, sino la parte en que él confiesa cómo hizo su fortuna.

El video que hay en YouTube hecho por una periodista española en el que sale el empresario Carlos Mattos mostrando sin mayor recato su fastuosa casa en el centro de Cartagena y su isla en Barú me ha resultado toda una pieza antropológica sobre los nuevos ricos colombianos.

Mattos representa esa nueva estética que distingue a este tipo de millonarios recién venidos a más y que es acaso más ostentosa y fastuosa que la que distinguía a los millonarios de vieja data, probablemente más austeros y menos proclives a que las cámaras de una periodista española del cotilleo entren a sus propiedades con el morbo y la pretensión con que penetran en la recámara de un torero o del famoso de turno.

Mattos es de esos ricos sin pudor que no le temen a mostrar su ostentación ni su mal gusto. Los primeros planos son todos pincelazos que refuerzan esa estirpe: Mattos descendiendo en un ascensor dorado como si estuviera bajando del Olimpo de la opulencia para dejarse tocar por la plebe; Mattos mostrando su extenso comedor, como un gran falo, en el cual, según la periodista, se sientan solo los poderosos, "como presidentes y ministros de Estado"; Mattos y su jet privado con bidés de cuero, mampostería de oro y asientos que se vuelven cama; Mattos y su isla privada; Mattos recibiendo una condecoración del Senado, registrada por la periodista como todo un homenaje. Nadie le ha contado a esta comunicadora que esas condecoraciones son, por sobre todo, una gran deshonra.

La calentura de la periodista va in crescendo. Ya no puede más. Confiesa ante las cámaras, con una voz al borde del éxtasis, que eso de andar en medio de tanta fastuosidad, de fornidos guardaespaldas, de lujos inenarrables, es lo mejor que le ha pasado, porque, repentinamente, ella, que es una pobre diabla, se siente todopoderosa. Restriega el sillón de cuero del avión de Mattos de manera libidinosa, y cuando este se convierte en cama, ella ya ha tenido un orgasmo. Helas! Otra cosa más que agradecerle a este millonario de Colombia.

Sin embargo, la parte que más me impactó del video no fueron estos planos de superhombre que engrandecen la figura de Mattos, sino la parte aquella en que él confiesa cómo fue que hizo su fortuna. Esta es su fábula: sus padres tenían unas tierras y él, a la temprana edad de 12 años, decidió venderles panela y arroz a los peones de esas fincas. A los 15 años, dice él muy orgulloso, "ya tenía en el banco 15.000 dólares". Y de tal palo tal astilla: su hijo de 12 años, que también sale en el video, con la cara tapada, cuenta que él ya tiene esa misma cantidad ahorrada. Claro: ya no por cuenta de sacarles plata a los peones, sino por cuenta de sacarle plata a su papá: el niño hace que su papá le traiga relojes de la China que él revende. La familia ideal.

La mujer de Mattos oye, impertérrita, este relato de su hijo. Orgullosa de la manera como su hijo ha heredado la estamina empresarial de su padre, cuenta que es una madre excepcional porque, a pesar de que tiene criados, ella se levanta todos los días a las seis de la mañana para despertar a sus dos hijos. La periodista la felicita y le dice que nunca se imaginó encontrar una millonaria que fuera tan dedicada a su familia.

Al final, y para tranquilidad de la periodista, Mattos da la receta para ser millonario. Apúntenla bien, sobre todo si quieren llegar a ser como Carlos Mattos: "Ser inteligente, ser trabajador y tener suerte". Y él mismo dice que solo ha tenido las dos últimas.

Coda: Esto es lo que dice en una de las caricaturas de un periódico de México. La conversación es entre dos diablos. El primero le dice al otro: "Nosotros pensando que iba a producirse la colombianización de México", y el otro le responde: "Y lo que pasó fue que se mejicanizó el infierno".